Quién ve un Fiat 500, nuevo o antiguo, se enamora de este pequeño automóvil de gran historia, que con su diseño único e inconfundible se ha convertido en un ícono y en un hito importante no solo en la historia de Fiat, sino en la industria automotriz mundial.
El “Cinquecento” fue un rotundo éxito que vendió más de seis millones de unidades que se comercializaron en más de 100 países y que acumula más de 40 premios en su registro. En 2017, cuando cumplió 60 años, se convirtió en una obra de arte y entró en la colección permanente del MoMA de Nueva York.
Diseñado por Dante Giacosa, fue lanzado el 4 de julio de 1957 en la Europa de la posguerra, que precisaba dotar de movilidad a las masas pero que contaba con pocos recursos. La salida a esa problemática eran vehículos pequeños y asequibles en términos de precio, producción y, sobre todo, consumo de combustible. Así nació el Fiat 500. Su pequeño motor de dos cilindros de 479 cm³ producía 13 caballos de fuerza. Con sus tres metros de longitud y 500 kg, se desplazaba con soltura por las estrechas calles europeas.
En los años sucesivos adquirió varias mejoras como la versión Sport en 1958 con un motor más potente y la 500 C en 1959 con una versión descapotable. En la siguiente década llegaron la Giardiniera en 1960; y en 1965, la versión 500 F que se convertiría en la más popular de todas las versiones del modelo con puertas que se abrían hacia atrás. El ícono contribuyó en gran medida a la motorización del continente europeo en aquella época de la posguerra. Tuvo tanto éxito que, en 2007, se rediseñó, uniendo el auténtico diseño retro con lo moderno, más seguridad, tecnología y refinamiento.
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