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El Jeep que llevó el “go anywhere do anything” a lo más alto

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Las unidades paracaidistas y aerotransportadas empezaron a tener un papel determinante durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la necesidad de transportar vehículos se convirtió en un problema. Se buscaban soluciones para hacer más sencillo el traslado de tropas y material sin necesidad de recurrir a pistas de aterrizaje o de emplear un material tan escaso como la seda para fabricar paracaídas.

En este contexto, el Ministerio del Aire británico contrató los servicios el ingeniero Raoul Hafner (1905-1980) para desarrollar el Rotachute un planeador monoplaza con un rotor de autogiro para frenar la caída gracias a las corrientes de aire. Basado en el éxito de este invento, inició, en 1943, los trabajos para crear el Jeep® de los aires: el Rotabuggy.

Para lograr su objetivo, Hafner se inspiró en el autogiro creado por el ingeniero español Juan de la Cierva. Tomó como base el polivalente Jeep Willys Truck 4×4, que ya estaba demostrando sus virtudes en los ejércitos del bando aliado. Le añadió un rotor de dos aspas de 14,22 metros de diámetro y un timón de cola y dos estabilizadores parecidos a los de un avión. Se colocaron puertas de hechas con material acrílico ligero a ambos lados del puesto del piloto/conductor.

De hecho, el Rotabuggy estaba pintado con los tonos de camuflaje y la escarapela de la Royal Air Force y llevaba la “P” que distinguía a los prototipos de la fuerza aérea británica. En total este vehículo pesaba 1.411 Kg, 948 Kg correspondían al Jeep y los demás 249 Kg al rotor y al fuselaje. El diseño de Raoul Hafner preveía una velocidad máxima de 241 Km/h y una velocidad mínima de despegue y aterrizaje de 58 Km/h.

El Jeep Rotabuggy estaba pensado para ser remolcado por un avión hasta su objetivo. Una vez ahí, este automóvil volante debía descender suavemente hasta llegar a tierra, de un modo similar a un helicóptero. De todos modos, podía resistir un aterrizaje brusco: entre las pruebas a las que se sometió estaba una caída desde 2,35 m, en la que no sufrió ningún daño.

Se probaron sus prestaciones en el despegue tirado por un camión, alcanzando una velocidad de planeo de 72 Km/h. Ya en el aire, tras varios ensayos. acabó logrando resultados satisfactorios con un bombardero Whitley A.W. 38 como avión tractor. Sin embargo, el desarrollo de planeadores capaces de transportar vehículos pesados acabó por frenar este proyecto de Jeep de altos vuelos.