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La historia de como BMW definió al sedán deportivo moderno.

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El placer de conducir define a cada BMW, y ninguna categoría lo captura mejor que el sedán deportivo: ágil, práctico y preciso.

Definiendo la categoría

En 1961, el BMW 1500 marcó un cambio decisivo. Alejándose del muy adornado BMW 501, que fue apodado “Ángel Barroco”, el diseño en BMW abrazó un diseño limpio, claro, con modernidad y proporciones dinámicas. La tracción trasera, los sistemas de suspensión avanzados y una nueva filosofía de ingeniería entregaron un auto de cuatro puertas que se sentía ágil, que comunicaba al conductor lo que estaban haciendo las ruedas, y que sorprendía a los deportivos en las carreteras y en las pistas sin hacer grandes esfuerzos.

Con el lanzamiento del primer BMW Serie 3 en 1975 y aún más en 1983, con la segunda generación del BMW Serie 3 se refinaron estos principios logrando una propuesta de gran cohesión, tanto en desempeño como en diseño. Con ergonomía enfocada en el conductor y equilibrio perfecto, BMW definió el sedán deportivo moderno.

El poder de la letra M

Donde el rendimiento y la precisión se encuentran, BMW marca el estándar — un estándar que lleva la letra M. En 1985, el primer BMW M5 redefinió las expectativas de los clientes que buscaban alto desempeño en un sedán discreto y elegante. Desarrollado por BMW Motorsport, el BMW M5 se convirtió en el sedán de producción más rápido del mundo, combinando el desempeño de pista con la usabilidad diaria.

Esta filosofía evolucionó con el lanzamiento del primer BMW M3 de cuatro puertas en 1994, demostrando que el auténtico rendimiento M funciona en cualquier tipo de carrocería.

Hoy, desde la precisión del BMW M3 hasta la autoridad del BMW M5 y las futuras generaciones de modelos M electrificados, la letra M sigue siendo representando dignamente la cima de la evolución del sedán deportivo.

El ADN del sedán deportivo BMW

Las proporciones le dan al sedán deportivo BMW su carácter dinámico, con un cofre largo, voladizos cortos y un compartimiento de pasajeros desplazado hacia atrás, creando una silueta elegante y ágil. Esta configuración refleja una filosofía clara: al posicionar el motor más cerca de la cabina, BMW logra una distribución de peso casi perfecta — perfeccionada primero en el sedán deportivo y que ahora es uno de los sellos distintivos de la marca.

Bajo el cofre alargado, los motores de seis cilindros en línea encajan naturalmente, la longitud contribuye al equilibrio y la armonía dinámica. Incluso los potentes motores V8 se integran sin problemas, asegurando alto desempeño sin compromisos.

La precisión dinámica está en el corazón de la experiencia: sin esfuerzo, pero atractiva, refinada y al mismo tiempo sensible. Ingeniería inteligente, dinámica refinada y sistemas adaptativos crean una sensación natural de agilidad, asegurando una conexión directa que siempre está en sintonía con el camino.

En un sedán deportivo BMW, la forma y la función son inseparables — una filosofía que sigue moldeando cada BMW.